Hace tiempo que soy amiga de un ser especial, Andrea Axelrud quien ya avanzada su vida perdió su visión y siendo una hermosa y valiente mujer siguió el camino adelante y desde esa condición se convirtió en Doctora en Psicología. Muchas veces nos juntamos, algunas para “ver” mis esculturas, escuchar mis poesìas… Hermosos encuentros de la Vida y el Arte. Quiero compartir con todos su escrito sobre estas experiencias junto a algunas fotos del ùltimo encuentro.
MIS SENSACIONES, MIS EMOCIONES…
Siempre dije que “no ver” no es sencillo. Pero ¿cómo se hace para ver obras de arte? Los ciegos tenemos la vista en la yema de los dedos, y así comenzó mi visión de obras abstractas dentro de un camino que me lleva a la escencia de lo que miro.
Sentada frente a la escultora y delante de una mesa donde había colocado un tapiz, empecé a disfrutar del arte…
Se sucedían las obras, una tras otra, en madera tallada, en distintos tipos de madera. Sentí que mis dedos se deslizaban sobre hendiduras, filos, rayas… formas, alturas, grosores, texturas variadas, ásperas, más finas, más suaves, distintos tallados, Pregunté acerca de los colores de la madera de cada una de las obras que yo iba viendo… Luego vinieron los mármoles y los bronces, fríos y suaves…
Interpreté cada una de las obras que tenía delante de mí. Las fui describiendo con bastante seguridad, de acuerdo a mi tacto super desarrollado y muy fino.
Esta podría ser una figura... esta otra serían dos… la otra parecería un animalito, acá está su cola!!! Alguna podía ser un sable corvo, o una espada quizás...
Mi seguridad fue absoluta, mi “visión” también.
Comprendía paso a paso que la gran sensibilidad que poseo me permite disfrutar de lo mismo que disfrutan los que pueden ver. El no ver con los ojos me da la posibilidad de desarrollar más sutilmente los otros sentidos, sumado todo esto a la intuición y la memoria que también puse en práctica frente a las obras.
Yo también veo, de diferente manera que el resto de los seres humanos. Veo a través de mis manos, de mis dedos, mi imaginación, mi gran intuición, mi creatividad… y también veo con los ojos del alma y del corazón.
Sentí una gran sensación de paz, de bienestar, ya que por un corto tiempo pude darme cuenta la belleza que yo tenía delante.
Me fui de allí con la alegrìa de haber gozado de lo más maravilloso que existe: el Arte.
Andrea Axelrud
Buenos Aires, 25 de Septiembre de 2011.
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